Jesús y la Oración
Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Vosotros, pues, oraréis así:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
( San Mateo 6: 6-15)
Algunas ideas sobre la oración :
El desarrollo y la influencia ejercida por la oración en planos superiores es de un efecto invalorable, pero desafortunadamente, un significativo porcentaje de la humanidad no sabe orar y es ahora cuando debe ser refrescado este concepto, que tanto bien genera al mundo que se encuentra confundido dentro de una atmósfera pesada y gris de conflictos y hechos invertidos.
Orar es algo sublime e individual, nacido del corazón y fruto del sentimiento, para un interés comunitario. Quien pide para él es un egoísta y un ignorante, porque desea separar a los demás de las bondades o emanaciones divinas, y porque el secreto de la oración es DAR; es OFRECER y no ''pedir". Qué SE le puede pedir a un Ser que todo lo sabe, que todo lo ve y que un grado de Justicia Cósmica distribuye a cada cual sus propios merecimientos?. Es insensato ir en contra de las leyes naturales y aquel que pide sin antes dar, se va alejando lentamente del concepto Divino.
La oración se inicia con las obras diarias y los comportamientos emanados de la conciencia, que es la fuerza interna superior que desesperada y objetivamente informa antes de obrar y tomar decisiones. Las buenas obras y la honradez en la superación, corresponden a la forma más perfecta de acercarse a los planos superiores, y quien obra bien se aproxima a Dios porque es ésta una verdadera forma de orar.
El hombre insensato sólo se acuerda de la oración cuando tiene problemas, olvidando que dichos problemas son frutos de su desarmonía y de sus bajos pensamientos que de una manera u otra no ha querido superar. Con frecuencia se acude a Dios cuando hay tristezas, sin compartir con El los momentos de alegría. Orar no es rezar, pronunciando palabras o frases memorizadas, sino elevar el corazón con propios conceptos, emitidos y visualizados mentalmente.
¿Quieres mejorar tu comunicación con Dios?
¿Qué es la oración cristiana?
· elevación del alma a Dios; don de Dios y acción del hombre;
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coloquio, relación de los hijos de Dios con su Padre, por medio del Hijo Jesús, en el Espíritu Santo: relación viviente de alianza, de comunión de amor;
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participación de todo el hombre, cualquiera sea el lenguaje (gestos o palabras) y el lugar de la oración;
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adhesión humilde y confiada a la voluntad de Dios Padre;
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necesidad vital: el cristiano, para su vida espiritual, tiene absoluta e incesante necesidad como tiene necesidad del aire y del agua para su vida biológica.
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La oración brota del Espíritu Santo: “Dios ha mandado a nuestros corazones al Espíritu de su Hijo que grita: Abbá, Padre” (Gal 4, 6). Es el mismo Espíritu, que ora en el cristiano y le enseña “qué sea conveniente pedir” (Rm 8, 26) en la oración.
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Exige de la persona que ora, un corazón humilde y arrepentido, rico de Fe, en el cual la persona se reconoce como creada a imagen de Dios, redimida por Cristo, santificada por el Espíritu Santo: “Todo es posible a quien cree” (Mt 9, 23).
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Dios primero llama incesantemente cada persona al misterioso encuentro de la oración.
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La oración por tanto tiene una doble dimensión:
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descendente: invitación al encuentro y al diálogo que el Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo, dirige al hombre;
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ascendente: respuesta del hombre al Padre, por medio de Cristo, en el Espíritu Santo
¿Cómo se comporta Jesús en relación a la oración?
Durante su vida terrena, El ora: según los ritmos y las plegarias de su pueblo; con frecuencia, también de noche, en la soledad y en particular antes de los momentos decisivos de su misión;
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diciendo: “Abba, Padre”: la suya es una oración filial, brota de su ser Hijo eterno de Dios;
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por nosotros, como nuestro sacerdote; en nosotros como Cabeza y guía; y le rezamos a El como nuestro Dios.
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Toda la vida de Jesús es una incesante oración, comunión profunda e íntima con Dios su Padre: sus palabras y sus acciones son la manifestación visible de tal oración continua.
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Jesús es el “Maestro de oración” para el cristiano. El, orando, nos enseña como orar. Y al mismo tiempo él da indicaciones precisas sobre cómo orar. Por ejemplo:
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“Cuando recen digan: ‘Padre’ ” (Lc 11, 2);
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“No desperdicien palabras como los paganos, los cuales creen que son escuchados a fuerza de palabras […] porque el Padre sabe qué cosas ustedes necesitan antes de que le las pidan” (Mt 6, 7-8);
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“Cuando ores, entra en tu habitación y, cerrada la puerta, ora a tu Padre en secreto” (Mt 6, 6);
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“Si presentas tu ofrenda al altar e allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano y después regresa a presentar tu ofrenda” (Mt 5, 23-24);
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“Oren por sus perseguidores, para que sean hijos de su Padre celestial” (Mt 5, 44-45);
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“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y les será abierto” (Lc 11, 9).